A lo largo de los años he podido comprobar la importancia de tener una rutina diaria simplificada, tanto para mí como para mis hijos. Especialmente la rutina de la mañana y la rutina de la noche son las que me dan más sensación de calma y equilibrio en mi vida; son dos momentos claves que pueden contribuir a cambiar tu día a día.
Tabla de contenidos
La rutina de la mañana
Uno de los cambios más gratificantes en mi vida fue encontrar la tranquilidad con una rutina por las mañanas. Madrugar, levantándome antes que la mayoría de las personas, disfrutar del silencio y la calma de la mañana, se ha convertido para mí en un hábito.
Y esto ha sido importantísimo.
Claro que no a todo el mundo le gusta levantarse temprano, pero esto no significa que no puedas crear tu propia rutina.
Con una rutina matutina bien planteada puede ser una poderosa herramienta para transformar tu vida.
Ideas para la rutina de la mañana
Éstas son sólo ideas para ayudarte a empezar. Te aconsejo que mantengas la simplicidad en tu rutina, y que incluyas algo que te ofrezca soledad, silencio o te permita liberar estrés.
Somete a prueba tu rutina durante algunos días y haz los ajustes que creas necesarios.
Algunas ideas para la rutina de la mañana son:
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Mirar el amanecer
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Tomar una infusión, café o té.
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Hacer ejercicio
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Meditar
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Leer
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Darse una ducha o un baño
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Hacer yoga o taichi
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Escribir
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Preparar el desayuno
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Dar las gracias por todo aquello por lo que te sientas agradecido
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Dar un paseo por la naturaleza
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Revisar tus metas
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Elegir las tres tareas más importantes del día
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Desayunar
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Llevar un diario
Observa que la lista no incluye “ver el Facebook” o “leer el correo electrónico” ni cualquier actividad relacionada con el trabajo. Te sugiero que esperes hasta después de tu rutina matutina para comenzar con este tipo de cosas.
Mi rutina de la mañana
Septiembre para mí suele ser el mes en el que ajusto mis rutinas. Este mes he empezado con esta rutina de la mañana, que tiene ligeras modificaciones con respecto a mi rutina anterior, y por el momento me va muy bien:
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Despertarme a las 5:30 h.
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Beber un vaso de agua o de zumo.
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Escribir (para mi blog, alguna colaboración, en mi libro…) o leer.
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Salir a hacer 20 minutos de ejercicio, normalmente en bicicleta.
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Preparar el desayuno y los almuerzos de media mañana, para mí y para mis hijos.
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Despertar a mis hijos a las 7:20 h. Desayunar todos juntos hablando. Ayudar al pequeño a vestirse.
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Darme una ducha.
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Llevar a mis hijos a la escuela.
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Ir al trabajo.
La rutina de la noche
Establecer una rutina tranquilizante al caer la noche me permite prepararme para el día siguiente, relajarme antes de acostarme y dormir bien.
Ideas para la rutina de la noche
Elige algunas de las siguientes actividades para la rutina nocturna, o añade ideas propias:
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Preparar la cena
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Escribir
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Meditar
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Cenar
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Darse una ducha o baño
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Lavarse los dientes
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Llevar un diario
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Leer
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Hacer ejercicio
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Leer un cuento a los niños
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Hacerte un tratamiento facial
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Ordenar la casa
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Hablar con tu pareja
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Planificar el día siguiente
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Tomar una infusión relajante
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Preparar la ropa y/o la comida para el día siguiente
En la rutina de la noche es muy importante que las actividades sean tranquilas, para conseguir tener un sueño reparador. No recomiendo ver la televisión, ni hacer algo relacionado con el trabajo o las finanzas, ni ver las redes sociales, ni hablar temas conflictivos con tu pareja.
Mi rutina de la noche
También este mes he modificado algo mi rutina de la noche, ajustándola a:
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Cenar todos juntos en familia, hablando.
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Acostar a los niños.
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Preparar la ropa para el día siguiente, la mía y la de mis hijos.
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Planificar el día siguiente.
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Tomarme una infusión relajante.
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Acostarme.
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Meditar y hacer Reiki (sobre unos 20 minutos).
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Leer o hablar con mi pareja.
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Dormir sobre las 23 h.
Establecer una rutina de la mañana y otra por la noche quizás parezca algo fácil, pero abandonarlas es igual de sencillo. Por eso lo importante es convertirlas en un hábito, enfocándote en ella por un tiempo, haciéndola gratificante y llevando un registro de tus progresos.