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4 Reglas de oro para tener una relación amorosa saludable

agosto 29, 2019 Por Inma Torres

NOTA DE LA EDITORA: ESTO ES UN ARTÍCULO INVITADO, REDACTADO POR FRANCISCO MARTINS DE ACADEMIA DEL AMOR.

Establecer una conexión emocional, física y mental con alguien es una experiencia maravillosa; sin embargo, hay que hacer mucho trabajo para lograr construir una relación amorosa saludable y de calidad.

A continuación, te compartiré las 4 reglas de oro para tener una relación amorosa saludable; toma atenta nota y ponlas en práctica, ¡recuerda que mereces vivir el amor a plenitud!

Regla #1: Una relación amorosa saludable necesita comunicación

Practicar la comunicación sana en pareja es una de las mejores estrategias para lograr un vínculo afectivo sano. Es cuestión de hablar, abiertamente, con tu pareja acerca de tus sentimientos y pensamientos.

No olvides que el diálogo no solo ayuda a solucionar problemas dentro de la relación, sino que fortalece la confianza, la cual es indispensable en cualquier vínculo.

Regla #2: No os olvidéis de la individualidad

Si bien es cierto que el tiempo que pasas con tu pareja es estupendo, no puedes olvidar que debéis permitiros un poco de espacio individual para compartir con amigos, familia o, por qué no, para estar en soledad.

Recordad la importancia de respetar la individualidad y ser conscientes de que cada uno es un ser independiente que necesita desarrollarse, también, por fuera del vínculo afectivo.

Regla #3: Apoyo mutuo

No hay nada más gratificante que sentir el apoyo de la pareja, ya sea en momentos difíciles o cuando emprendemos un nuevo proyecto, lo cual es uno de los hábitos que caracteriza una relación amorosa saludable.

Ten presente que una buena relación de pareja no es aquella que es perfecta, sino la que trabaja como equipo para superar las dificultades y se apoya mutuamente.

Regla #4: Una relación amorosa saludable nunca deja apagar la llama de la pasión

El amor y la pasión son como plantas, si no las riegas con frecuencia y las cuidas, sin duda, morirán.

Es muy importante que trabajéis cada día en conquistaros y volveros a enamorar; si no se te ocurren muchas ideas para lograrlo, échale un vistazo a la siguiente lista de ideas:

Los mensajes de amor son un excelente detalle.
Prepara una cena romántica en casa.
Dale un masaje especial.
Prepárale el desayuno.
Dedícale una canción.
Explorad vuestra sexualidad.

Hay muchas maneras de ser romántico, solo debes poner a volar tu imaginación para sorprender a tu ser amado y huir de la rutina.

Ahora que ya conoces las reglas de oro para tener una relación amorosa saludable, vívelas en tu día a día con tu pareja y verás los favorables resultados.

Biografía del autor

Mi nombre es Francisco Martins, autor, coach y especialista en relaciones de la Academia del Amor. De la mano de consultores y psicólogos especializados, nuestra Academia brinda asesoramiento al público femenino, con el fin de que las mujeres logren relaciones significativas y confianza en sí mismas.

La meditación metta, de amor-amistad

junio 18, 2017 Por Inma Torres

NOTA DE LA EDITORA: ESTO ES UN ARTÍCULO INVITADO POR PABLO MATILLA, DE HISTORIAS MINIMALISTAS.

No culpes a los demás de lo que aparece en tu mente»

Loving-friendliness in plain English
Bhante Henepola Gunaratana

Suena el despertador, que me saca de un sueño incómodo. Son las seis de la mañana y mi vuelo sale dentro de tres horas.

Como siempre que tengo que volar, me va ganando una leve ansiedad, un nerviosismo que me resulta difícil de describir.

Me ducho, me visto, me tomo el café sin azúcar, cojo la maleta y salgo hacia el metro. Para llegar al aeropuerto tengo que coger primero la línea azul, después el tren y, por último, el bus. Sería más fácil llamar a un taxi, pero me resisto.

Enseguida me pongo de mal humor. La gente empuja, entran antes de que los pasajeros salgan, me dan algún que otro codazo, no hay espacio en el tren…

Todos mis viajes en avión eran más o menos así: estresantes.

La meditación, entre otras cosas, acabó ayudándome a convertir los viajes en algo más llevadero. Pero si eres lector o lectora asiduo de este blog, ya conoces la meditación. Yo quería hablarte de un tipo concreto de meditación.

Metta, que se ha venido traduciendo al castellano como «amoramistad». En teoría es algo muy sencillo: se trata de tener pensamiento de buena voluntad, primero hacia uno mismo y después hacia los demás: familia, amigos, desconocidos, enemigos, así hasta ampliar el espectro a todos los seres vivientes.

Para ello, se suele utilizar algún tipo de frase memorizada que se va repitiendo: «Ojalá (yo) sea feliz y tenga éxito. Ojalá encuentre la paz espiritual. Ojalá no tenga problemas y, si los tengo, ojalá tenga la fuerza, la paciencia y la sabiduría para afrontarlos y superarlos…». Y, sucesivamente, se va adaptando la frase a todos los sujetos hacia los que se dirigen estos pensamientos.

La frase en sí misma da igual, sirve cualquiera que evoque sentimientos positivos y que tengas más o menos memorizada para que tu mente se centre más en decirla que en pensar en cómo decirla. De este modo es más fácil evitar destracciones.

En su versión más sencilla, en esto consiste el metta.

¿Las razones para hacer esto? Primera y más importante: para beneficiarnos nosotros mismos. Al generar conscientemente pensamientos de buena voluntad para los demás (enemigos incluidos) el objetivo principal es generar un estado de tranquilidad y paz en nosotros mismos. Es evidente que no aspiramos a que, porque nosotros deseemos que «mi familia, mis amigos, mis vecinos y todos los humanos sean felices y obtengan el éxito», esto se vaya a cumplir. Pero lo que sí podemos conseguir mediante semejantes pensamientos es el propio equilibrio. Y el equilibrio es la mejor manera de enfrentarse a los problemas, de afrontar lo que nos sucede en nuestra vida cotidiana, porque desde el equilibrio podemos responder de manera menos impulsiva, más tranquila y justa.

Así que, en mi último viaje en avión, cuando me dieron el segundo codazo en el tren, y ya veía asomar el mal humor que al final acabaría dominando mi mente, intenté practicar un poco de meditación metta.

Enseguida me tranquilicé. La ebullición de mal humor que sentía se fue, poco a poco, calmando. Es curioso que, casi siempre, la primera respuesta de mi cuerpo ante cualquier ejercicio de metta es relajar los músculos de la cara. A menudo empiezo con algún pensamiento como: «Sé amable contigo mismo y con los demás».

Cuando el tren llegó a su destino y cogimos el bus hacia a la terminal, en lugar de correr como siempre, caminé con tranquilidad. Pensé en aquella frase que tantas veces había leído en los libros sobre budismo: «Toda esta gente, igual que tú, quiere ser feliz. Huyen de lo que les hace daño y buscan lo que les satisface».

La situación era en realidad la misma, pero el modo en que yo lo estaba viviendo (o tratando de vivir) era muy diferente. Seguía en un viaje tedioso, con varios cambios incómodos, lleno de esperas y colas y cosas que no dependían de mí. Pero pensar en el éxito no solo mío, sino de todos los que me rodeaban, el esforzarme por ser lo más sincero posible en esos pensamientos, tuvo un efecto bastante positivo.

Lo cierto es que cuanto más se practica la meditación metta, más efectivo es. Si ya meditas, te recomiendo que introduzcas alguna sesión específicamente dedicada a la meditación del amoramistad. Concéntrate sobre todo en tratar de ser sincero en tus pensamientos, y si al comienzo te cuesta, simplemente toma nota de ello y continúa. No deja de ser una modalidad específica de meditación vipassana, de conciencia plena. Simplemente, en la meditación metta, el objeto de la atención son los pensamientos de buena voluntad que generas.

Es probable que si lees esto tu primera reacción sea el escepticismo. Yo también reaccioné así. Hasta cierto punto, es natural. Lo único que puedo decir es que lo pruebes. Podría pasarme horas escribiendo y no lograría convencerte.

Pruébalo una o dos veces y, tal vez, como me sucedió a mí, despiertes sentimientos muy fuertes.

Pero volvamos a mi viaje en avión, queda ya poco para el aterrizaje. He dormido un poco, pero las rodillas del pasajero que está detrás de mí, incrustadas en mi espalda, me despiertan. En algún punto indeterminado de la parte delantera del avión, un niño llora.

Las rodillas del hombre son muy molestas. Tengo dos opciones, me digo, o me giro y le digo que me está molestando, o dejo de quejarme mentalmente. Por cómo soy, la primera opción no es en realidad una opción. Así que decido dejar de quejarme, aunque mi mente se resiste y rezonga durante varios minutos. «La gente es muy mal educada, no se da cuenta de que me está molestando… Y ese niño, ¿no se va a callar nunca?» Decido probar de nuevo con el metta.

Tardo un poco, pero finalmente consigo concentrarme en las frases: «Ojalá tenga éxito… Ojalá encuentre la paz…». Cuando el avión aterriza, las rodillas siguen molestándome en la espalda, pero ya no es la parte en la que pongo más atención, como hacía media hora antes.

Estoy casi de buen humor, dentro de nada estaré en casa, el cielo está nublado pero no parece que va a llover y, lo más importante, siento que hasta cierto punto puedo controlar mejor mi mente. Cuando salgo del avión, recuerdo la frase de Bhante Gunaratana: «No culpes a los demás de lo que aparece en tu mente».

Unas palabras sobre mí:

Pablo Matilla (Mieres, 1986) es escritor y licenciado en Filosofía por la Universidad de Barcelona. Sus relatos forman parten de las antologías Tiempo Narrado (Paralelo Sur, 2010), Relatos 02 (Tres Rosas Amarillas, 2011), Paraguas para el diluvio (Paralelo Sur, 2012) e Iceberg (Leqtor Universal, 2014). En 2013 gana el Premio Internacional de relato Corto Energheia, otorgado en Matera (Italia) por el relato Los que huyen, que posteriormente fue publicado en la revista de literatura Quimera. También ha colaborado con la revista cultural Lecturas Sumergidas. En el año 2017 publicará su primer libro de relatos, titulado La sabiduría de quebrar huesos (Témenos Ediciones, 2017)

Desde 2015 mantiene el blog Historias Minimalistas donde habla sobre creatividad, desarrollo personal y literatura.

100 maneras de ser romántico sin caer en el consumismo

febrero 10, 2015 Por Inma Torres

El romanticismo es esencial para una buena relación de pareja. Hay personas a las que les parece una tontería y una ñoñería ser romántico. Sin embargo, en mi opinión, considero que los detalles románticos marcan la diferencia entre una pareja estándar y una maravillosa relación de pareja.

Ahora que llega San Valentín, todo el mundo parece acordarse de que hay que ser romántico. El problema es que quién nos lo recuerda (la televisión, los centros comerciales…) pretenden relacionar romanticismo con consumir. Pero no es así. Se puede ser romántico sin caer en el consumismo. Aquí os dejo una lista con algunas ideas para ello.

Antes de entrar en la lista, ten en cuenta lo siguiente:

Citas semanales. Os recomiendo tener una cita al menos una vez a la semana con tu pareja. No tiene por qué ser costoso, pero al menos encontrar alguna manera de pasar un par de horas de tiempo juntos. Nosotros lo llamamos el día de la pareja. Si tienes hijos, como yo, encuentra a alguien que se pueda quedar con ellos.
Comunicación. Los gestos románticos no pueden sustituir a la verdadera comunicación de pareja. Tomaros un tiempo para hablar de vuestras metas, sueños, vuestros planes de futuro, vuestras vidas actuales, cosas que te hacen feliz, cosas que te gustan de la otra persona, cosas por las que estás agradecido.
Inspiración. Esta lista contiene una gran cantidad de cosas obvias. Seguramente tendrás tus propias ideas el doble de buenas. Pero la lista no pretende la originalidad, sino que tiene como objetivo ser una fuente de inspiración. A veces sólo necesitamos un pequeño recordatorio.
Olvídate de San Valentín. Deberíamos hacer un boicot al día de San Valentín, ya que hace que la gente piense que deben ser románticos en ocasiones especiales. En su lugar, elige una de estas ideas y hazlas cualquier día de la semana. No es necesario para una ocasión especial.

100 Maneras de ser romántico sin caer en el consumismo

Deja notitas de amor en todas partes.
Coge flores silvestres en el camino a casa.
Escribe un poema.
Prepara una cena romántica en casa.
Dale un masaje de cuerpo completo.
Prepara un picnic al atardecer.
Graba un CD con canciones de amor.
Leed poesías juntos.
Prepara una fondue de fresas con chocolate. Daros de comer el uno al otro.
Acurrucarse juntos en un día lluvioso.
Enviar un correo electrónico de amor todos los días.
Dar un paseo iluminado por la luna (si es posible en la playa).
Ver películas románticas abrazados.
Ver estrellas fugaces.
Darse un baño relajante juntos.
Llévale a casa un buen café o un dulce.
Dad un paseo por algunos de los lugares especiales de vuestros primeros días de citas.
Prepara un pastel de chocolate para el postre.
Haz un álbum con fotos, recuerdos y pequeñas notas de vuestra vidas juntos.
Un largo beso bajo la lluvia.
Escabullirse de una fiesta y hacer el amor.
Cocinar algo especial y encender algunas velas.
Arreglar algo o arreglar la casa sólo para hacer feliz a tu pareja.
Bailar lentamente con música romántica.
Echar una siesta juntos.
Besarle lentamente, tocando su espalda, cuello y nuca, lentamente.
Hacer una lista de todo lo que te gusta de él o ella.
Escribir una carta de amor.
Decirle las cosas que te hacen pensar de él o ella, todos los días.
Id al cine, hacer caso omiso de la película, y hacer como si fuerais adolescentes.
Cuídate y quiérete a ti mismo y trata de lucir bien para tu pareja.
Buscad un hueco tranquilo y hablad acerca de vuestro día.
Escribe pequeñas notas, uno para cada cosa en las que él o ella te hacen volver loco.
Comer uvas dándoos de comer el uno al otro.
Recrea una escena de la película romántica favorita de tu pareja.
Imagina que es vuestra primera cita: preséntate en la puerta con flores, bien vestido y aseado.Vuelve a crear la primera vez.
Construye una cajita con un montón de cosas favoritas de tu pareja en su interior.
Pintaros el uno al otro con pintura corporal con sabor. Haced volar vuestra imaginación.
Prueba a hacer papeles sexys: vístete, sé atrevido, divíertete.
Muéstrale tu amor a tu pareja cada día y recuérdale todos los días qué es lo que amas de él o ella.
Canta una canción para él o ella, de sus favoritas. Si no cantas demasiado bien, diviértete.
Cógele la mano y caminad a algún sitio con un montón de luces bonitas.
Dile “te quiero” de una forma diferente, cada día.
Véndale los ojos a tu pareja. Utiliza una pluma. Despacio. Muy despacio.
Declara tu amor muy públicamente.
Hacer una ginkana o una búsqueda del tesoro con pistas donde el regalo final seas tú.
Escribe una carta bonita en una botella y déjala flotando en la bañera.
Llénale el coche con globos con forma de corazón.
Juega al juego de “frío, frío, caliente, caliente” escondiendo algo en tu ropa interior.
Haz pequeños corazones con cartulina y llénale la cama con ellos.
Escribe una cartita o tarjetita a mano y ponerla entre las páginas del libro que esté leyendo tu pareja.
Incluir cosas como «mimarte» en la lista de tareas pendientes.
Buscar los ojos del otro con tu mirada buscando complicidad.
Un beso por sorpresa. Profundo.
Ir a recoger a tu pareja sin que se lo espere a la salida del trabajo.
Aprovechar el vaho del espejo para dejar algún mensajito.
Regalarle una margarita con un número impar de pétalos, de modo que al jugar a «me ama o no me ama» salga seguro que lo amamos.
Diseña una imagen en la que tu pareja aparezca en la portada de su peli favorita.
Graba algún mensajito de voz por sorpresa para que tu pareja lo descubra en el momento menos esperado, por ejemplo cuando vaya escuchando su música de camino al trabajo.
Cambia la alarma del despertador de tu pareja para que suene un mensaje de amor.
Llévale a un lugar bonito con los ojos vendados y una vez allí léele un cuento romántico o una carta.
Escríbele una carta y mándala por correos para que le llegue a casa.
Búscate una plantilla de multa, y ponle una multa por “saltarse un peaje de amor”, con el correspondiente “castigo”. Haz volar tu imaginación.
Contéstale al teléfono con algo romántico, tipo: “¿Qué quiere el chico más guapo de la ciudad?” o algo similar.
Pega estrellas en el techo del dormitorio que brillen en la oscuridad.
Entrégale un amuleto que simbolice vuestro amor. Puede ser algo sencillo, como una piedra o un trocito de palo.
Escribe un “Te quiero” gigante en el recibidor, para que se lo encuentre tu pareja cuando llegue a casa.
Prepárale el desayuno.
Haz un calendario de adviento con mensajitos de amor en cada casilla.
Mándale mensajes de buenos días/noches en el Whatsapp.
Haz una lista de “cosas que me gustan de ti” y dásela a tu pareja.
Haced una cajita con recuerdos de vuestra relación.
Haz un camino de velas encendidas desde el pasillo hasta el dormitorio.
Prepara una velada romántica en la playa con «postre» incluido y bañito post-postre.
Dad un paseo viendo el atardecer.
Haz un corazón con piezas de Lego y entrégaselo a tu pareja. Si tienes hijos, seguro que tienes piezas de Lego.
Dedícale a tu pareja una canción en la radio.
Imprime carteles de «Te amo», colócalos en la puerta de tu garaje y en los postes de luz por el vecindario.
Abre las ventanas, coloca su canción romántica favorita e invítale a bailar bajo las estrellas.
Encuentra su coche en el trabajo y deja una nota en el volante sugiriendo un encuentro romántico.
Envuelve tu ropa interior más sensual en un paquete elegante y complétala con una nota que prometa una velada romántica.
Dad un paseo por la zona más bonita de tu ciudad.
Si tenéis moto, hacer una escapada juntos a algún lugar que os guste. Puede ser en la naturaleza (playa o montaña) y hacer un picnic allí.
Regálale una flor de papel hecha por ti.
Dedícale su canción favorita o escríbele algo bonito en las Redes Sociales.
Llena el techo dormitorio con globos de helio con mensajes de amor colgando.
Susúrrale una canción romántica al oído.
Leeros el uno al otro un libro que os guste. ¡Me encanta que me lean!
Sorpréndele con un streaptease.
Haced el amor en un lugar en el que no lo hayáis hecho nunca.
Haced un teatrillo de seducción simulando que os conocéis hoy.
Rozarle la mano con cariño y sensualidad.
Darle un pellizco en el culo (cariñoso).
Hacer juegos con los pies por debajo de la mesa.
Regálale un bote con 365 notas románticas, una para cada día del año.
Grábate en vídeo declarando tu amor.
Dale un suave y sensual mordisco en la oreja a tu pareja.
Iros con el coche a un lugar discreto con vistas bonitas con algo de comer, una botella de vino y buena música.
Desliza lentamente tu dedo por su espalda, cuando no se lo espere.
Prepara una tarde de sorpresas citando a tu pareja en un sitio a una hora.

Hay muchas otras formas de ser romántico sin apenas dinero. ¿Qué se te ocurre? Escribe en los comentarios.

El día de la pareja

junio 19, 2014 Por Inma Torres

Mi marido y yo somos muy activos. Nos gusta iniciar nuevos proyectos con ilusión, hacer actividades con los niños, servicios a la comunidad y además trabajamos. Algunas de estas actividades las hacemos juntos, con nuestros hijos, en familia o con amigos.

Entre tanta actividad a veces cuesta tener un ratito los dos a solas. Cuando tienes hijos, sobre todo si son pequeños como los nuestros, mantener una conversación completa sin interrupciones puede ser una odisea (si eres mamá o papá me entiendes perfectamente). Es por eso que nos hemos inventado lo que llamamos “el día de la pareja”.

El día de la pareja consiste en tener una cita con mi pareja en una cafetería. A solas, sin amigos y sin hijos. Nosotros tenemos dos citas a la semana, de una hora cada una. Coincide que mi hija mayor está en clases de baloncesto y el pequeño aún está en la escuela infantil. Otras veces hemos quedado para comer en algún lugar, antes de recoger a los pequeños del colegio. Y si se complica la semana, siempre podemos dejarlos un ratito con la abuela. Lo importante es buscar el momento.

En ese rato hablamos de nuestras cosas sin interrupciones (salvo la del camarero). Aprovechamos también para organizar la semana, pensar en viajes próximos o compartir ideas para nuestros proyectos conjuntos. Por supuesto apagamos el móvil. Es un rato sólo para nosotros dos.

Para nosotros es importante hablar, muy importante. Creo que la base para que una pareja funcione es la comunicación, además de otros temas. Por eso hacemos esto, necesitamos el día de la pareja.

Éstos son los 5 trucos que tenemos para que el día de la pareja funcione:

Es una cita ineludible. Nada, salvo alguna urgencia de verdad, puede hacer que alguno de los dos faltemos a la cita.
Buscar al menos una o dos citas a la semana. Evitar que se distancien en el tiempo.
Hacerlo un hábito. De esa manera es más fácil buscar el hueco en la agenda.
Nuestras conversaciones son siempre en positivo. No es un rato ni para discusiones ni para preocupaciones. Evitamos temas que nos puedan alterar, como por ejemplo la economía, el trabajo, etc.
Avisar a amigos y familiares. De esta manera, si nos los encontramos en la cafetería, por ejemplo, entenderán si no nos sentamos en la misma mesa con ellos.

La vida está llena de trabajo, tareas, cosas por hacer, actividades, fiestas, cumpleaños… Es bueno parar un momento, tomar aire, y disfrutar con atención plena de las personas que realmente son importantes para nosotros. ¡Viva el día de la pareja!

Foto: Arlo Bates | Flickr