Muchos de nosotros estamos encerrados en nuestras casas y oficinas, o en coches, autobuses y trenes la mayor parte del tiempo y raramente tenemos la oportunidad de estar, en nuestro día a día, en contacto con la naturaleza.
Yo soy de monte. Me crié en el Pirineo, rodeada de campo y vacas. Disfrutaba a diario del olor a pino y a musgo, del rumor de las ramas de los árboles movidas por el viento, del crujir al pisar las hojas en otoño y la nieve en el invierno.
Ahora que vivo en el sur de España, no es casualidad que viva en una casa a las afueras de un pequeño pueblo, que tenga un jardín con árboles frutales y una pequeña huerta, y que siempre que pueda me escape al monte o a la sierra.
Éstos son algunos de los motivos por los que necesito estar conectada con la naturaleza:
- Me hace sentirme más viva. Ir al campo me llena de energía. Tocar la tierra, las plantas, abrazar un árbol, ensuciame, mojarme… me da vitalidad.
- Me ayuda a reducir la velocidad. Me gusta disfrutar de la tranquilidad y quietud de la naturaleza. Con el trabajo, los niños y muchas otras actividades muchas veces voy acelerada. Para frenar ese ritmo a veces sólo necesito salir a mi jardín y disfrutar de mis plantas u observar la puesta de sol.
- Calma mi mente. En la naturaleza todo está en armonía. Estar en el campo es la mejor manera de estar presente y ser consciente, relajar mi mente y disfrutar de este momento. La meditación es mucho más efectiva en un ambiente natural.
- Desconecto de todo. Estar en el campo significa estar desconectada de Internet, redes sociales, mensajería instantántea… o al menos para mí. Suelo apagar mi teléfóno móvil o dejármelo en casa. Siempre hay alguien que se enfada por esto, pero créeme: ha sobrevivido.
- Respiro aire puro. Cuando estoy en la sierra y miro hacia la ciudad es cuando puedo ver la gran nube gris de contaminación que hay flotando sobre ella. El aire que se respira en el monte es puro. Así que tomo aire y lleno mis pulmones al máximo. Este gesto me da la vida.
- Aumento mi actividad física. Pasar un día en el campo para mí está asociado de forma inmediata a moverme. Ya sea hacer senderismo o montañismo, explorar río arriba con mis peques en verano o atravesar el monte en busca de setas en otoño. También ocurre lo mismo cuando voy con mis hijos al parque o doy un paseo por la vega granadina. Es otra forma más natural de hacer deporte.
- Me enseña a desapegarme. La mayoría de nosotros hemos tenido la oportunidad de acampar por un tiempo en mitad de la naturaleza. Me encanta esa sensación de vivir en el campo, sin casa, ni coche, ni muebles, ordenadores, ni vajilla. Solamente con una pequeña tienda de campaña, un saco para dormir y las cosas que te cogen en una mochila. La naturaleza nos enseña a desapegarnos de lo material; no necesitamos nada de eso para vivir.
Así que te recomiendo que, siempre que puedas, te conectes con la naturaleza. Date un paseo por el parque, sal de tu ciudad y acércate al campo. Si no tienes posibilidad, planta macetas en tu casa, toca la tierra, riégalas con amor, observa como crecen, tómate un respiro.
“La naturaleza no tiene prisa. Sin embargo, todo es realizado.” Lao Tzu