Meditar cura. Está demostrado. Nuestra mente está repleta de pensamientos, igual que nuestras vidas de cosas. Tenemos la creencia que meditación es aprender a calmar la mente, detener el diálogo interno y centrar toda nuestra atención en el momento presente. Pues es mucho más que eso: Realmente la meditación es un estado de atención consciente, que pretende crear o entrar en un estado distinto de consciencia.
Algunos de los beneficios de la meditación son:
- Reduce la presión sanguínea
- Regula la respiración
- Disminuye el ritmo del latido cardíaco
- Rebaja la tensión muscular
- Mejora la claridad mental (nos da perspectiva)
- Combate la depresión y las enfermedades mentales
- Ayuda a mejorar la fatiga
- Combate la ansiedad y el estrés
Hace algunos días asistí a un curso de meditación impartido por mi maestro y mentor Aurelio. El curso me dejó fascinada, puesto que me rompió los esquemas sobre la idea que tenía yo de meditación y me hizo dar cuenta que hay distintos tipos de meditación y que cada uno tenía que encontrar el que mejor le viniera.
Aurelio nos contó las distintas corrientes de meditación, y pusimos en práctica algunas meditaciones. Os cuento ahora paso a paso un tipo de meditación que me llamó la atención: La Meditación de la Sonrisa.
Meditación de la Sonrisa
- Siéntate en un lugar cómodo, con la espalda recta, o túmbate en un lugar que no sea excesivamente blando.
- Haz unos minutos de respiración relajante.
- Visualiza a una persona que tú quieras (familiar, amigo, …) sonriendo, deja que esa sonrisa te llegue y te invada. Sonríe tú también. Sonríe con los labios y con los ojos.
- Envía con tu intención esa sonrisa que tienes en tu rostro a la articulación de la mandíbula.
- Nota como esa energía de la sonrisa llega a la articulación y relaja los músculos que hay en ella. Puede ser que notes un cosquilleo, calor, o solamente como los músculos van relajándose. No importa cómo lo sientes, sólo que lo has conseguido.
- Visualiza de nuevo a esa persona sonriendo, deja que esa sonrisa te llegue y te invada. Sonríe tú también. Sonríe con los labios y con los ojos.
- Envía la sonrisa a los músculos del cuello. Vuelve a notar la relajación de éstos.
- Visualiza de nuevo a esa persona sonriendo, deja que esa sonrisa te llegue y te invada. Sonríe tú también.
- Envía la sonrisa al corazón.
- Visualiza de nuevo a esa persona sonriendo.
- Envía la sonrisa al pecho, a los pulmones.
- Visualiza otra vez a esa persona sonriendo.
- Enviamos la sonrisa, ahora, a la zona derecha de nuestro abdomen, donde tenemos el hígado.
- Visualiza otra vez a esa persona sonriendo.
- Ahora la enviamos a la parte izquierda del abdomen.
- Visualiza otra vez.
- Traga saliva y envía la sonrisa junto con la saliva a través del tubo digestivo: esófago, estómago, intestinos.
- Visualiza de nuevo.
- Envía la sonrisa a tus órganos genitales
- Visualiza otra vez
- Ahora la enviamos a toda la pierna derecha .
- Visualiza.
- Envíala a la pierna izquierda
- Visualiza.
- La enviamos al brazo derecho
- Visualiza.
- La enviamos al brazo izquierdo
- Visualiza.
- Enviamos la sonrisa a la columna vertebral y dejamos que la recorra desde las cervicales hasta el sacro.
- La última VISUALIZACIÓN, dejamos que recorra toda nuestra cara y cabeza.
- Respira durante unos minutos y abre los ojos.
Si la practicas todos los días, poco a poco irás notando sus resultados. Nos contó Aurelio que el momento mejor para meditar es un rato antes del alba y un rato antes del anochecer; antes de la salida y puesta del sol; amanecer y atardecer; porque son dos momentos del día en que la energía parece relajarse, ponerse expectante ante un cambio. Yo medito al acostarme, junto a mi sesión diaria de Reiki. Busca cuál es el mejor momento para ti.