Este mes de marzo estoy poniendo en práctica un nuevo ejercicio de Mindfulness integrado en mi día día: Mindfulness en la ducha, y aunque he fallado algunos días, he empezado a notar los beneficios que me aporta en mi mente y mi salud.
La ducha es el lugar perfecto para practicar Mindfulness. Yo me ducho a diario, y más a menos a la misma hora todos los días, con lo cual es un buen disparador para no olvidarme de este nuevo hábito. En lugar de ducharme de modo autómata o de meter en la ducha conmigo a mi jefe, el director del banco y a un montón de personas más, he convertido una simple ducha en un momento del día especial.
Practicar Mindfulness en la ducha ha hecho que encuentre en mi día un momento para un paréntesis y para desconectar de mis problemas y mis miles de pensamientos. Es un momento de relax para mí, sin tener que ir a un Spa para ello. Es mi momento.
Si para nosotros ducharnos es parte de nuestra rutina y lo hacemos en modo automático, es normal que nuestra mente divague buscando asuntos más interesantes en los que pensar que en realidad no existen. El reto está en no dejar que esos pensamientos nos invadan, y convertir el momento ducha el algo importante, para disfrutarlo y enriquecernos con él.
Os cuento cómo hago este pequeño ritual de Mindfulness en la ducha.
5 pasos para practicar Mindfulness en la ducha
Paso 1: Acéptate y admira tu cuerpo. Desnúdate frente al espejo y admira tu cuerpo. Acéptalo tal y como es, sin juicios ni críticas. Quiérete tal y como eres.
Paso 2. Deja fuera de la ducha tus pensamientos. Desde el momento que abres el grifo, regulas la temperatura y entras en la ducha enfócate en lo que sientes, y deja tus pensamientos pasar. Poco a poco irán desapareciendo. Si durante la ducha te das cuenta que te has enganchado a un pensamiento y te ha alejado de la experiencia de ducharte, amablemente vuelve a tus sensaciones y continúa sintiéndolas.
Paso 3. Concéntrate en las sensaciones. Disfruta las sensaciones. Siente como el agua cae en tu cabeza y se va deslizando por tu espalda, tu pecho, tus piernas… Sumérgete en los olores de tu gel o champú. Toma tu gel de baño y enjabónate lentamente con él, disfrutando de su suave textura jabonosa. Nota como tu piel se va limpiando, eliminando las toxinas y dejando tu piel suave y radiante. Masajea tu cabello suavemente, notando tu suave pelo mojado entre tus dedos, disfruta de la agradable sensación de frotar tu cuero cabelludo, detrás de tus orejas, tu frente… Aclárate con abundante agua, sintiendo como arrastra la espuma de tu piel, como se van las toxinas, los malos pensamientos, los problemas, y son arrastrados al sumidero, desapareciendo por siempre.
Paso 4. Agradece. Cuando acabes, si te apetece, da la gracias a la ducha, por haber estado ahí, por poder tener agua corriente, porque ese agua esté tibia o caliente, por tener jabón para limpiar tu cuerpo y tu cabello. Agradécete a ti por estar ahí, por sentir, por disfrutar de ese momento.
Paso 5. Cuídate al salir de la ducha. Sal de la ducha despacio, poniendo atención al contacto de tus pies con tu esterilla. Seca tu cuerpo y tu cabello con suavidad, sintiendo el contacto cálido de la toalla. Hidrata tu piel, sintiendo el olor de la crema hidratante que utilices, la suave textura al deslizar la crema por cada parte de tu cuerpo. Trata de no tener pensamientos en este momento tampoco. Si aparece alguno, amablemente déjalo ir.
Y ya puedes vestirte y seguir con tu rutina. Advierto que al principio no es fácil, sobretodo si eres una persona muy mental como yo. De todos modos no te juzgues si no lo haces perfecto, simplemente hazlo lo mejor que puedas. Este ejercicio de Mindfulness en la ducha puede ser una buena oportunidad para integrar el Mindfulness y la meditación en tu día a día.
Otras prácticas de Mindfulness
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12 meses de Mindfulness. Enero:atención a la respiración
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12 meses de Mindfulness. Febrero: Atención al cuerpo y las sensaciones