Cualquier persona que tenga niños sabe que vivir con niños es complicado. Es así, no hay que darle más vueltas. Un montón de ropa, juguetes, idas y venidas en coche, escuela y actividades extraescolares, deberes, deportes, talleres… por no hablar de los tiempos de comida, rabietas, cumpleaños, control de esfínteres, citas para jugar y amigos … y la lista sigue y sigue.
Hazte a la idea de que no vas a tener una ultra-simple vida si tienes niños… pero se pueden encontrar formas de simplificar tu vida con niños, no importa cuántos hijos tengas. Hay minimalistas con niños, como Leo Babauta que tiene 6 hijos, que han conseguido una vida relativamente simplificada.
La clave principal para simplificar tu vida con niños: hacer de tu familia tu prioridad, y elegir un número reducido de prioridades en tu vida. Si tienes demasiadas cosas que quieres hacer, o que tienes que hacer, tu vida va a complicarse. Pero si eliges sólo algunas cosas que son importantes para ti, puedes eliminar el resto, y simplificar tu vida en gran medida. Ésta es la clave de una vida minimalista.
Lo que sigue es una lista con distintas maneras de simplificar tu vida con niños. Te puede parecer una entrada muy larga de leer. No importa: Puedes guardarla, elegir un par de cosas que te gusten, y ponerlas en práctica, en lugar de hacerlo todo a la vez, y volver a ella en otro momento.
1. Calendario familiar
Si tienes niños, es posible que tengas un montón de actividades que recordar. Entre tu propio trabajo y tus actividades tienes que llevar los eventos del colegio, actividades extraescolares, fiestas de cumpleaños, reuniones de padres…Es fácil sentirse estresado algunas veces, u olvidar algo. Organiza tu vida con un sólo calendario. Apunta en él todas las actividades y citas. Cuando te entregan los papeles de la escuela o los horarios del fútbol, introduce inmediatamente todo en el calendario. Un vistazo rápido en el calendario cada día te ayudará a planificar vuestro día.
Nosotros utilizamos Google Calendar para llevar un registro de todo lo que nuestra familia está haciendo, y es fácil de configurar múltiples categorías para el horario de cada persona y verlos todos a la vez. Google Calendar también sincroniza fácilmente con mi teléfono móvil, así que tengo el horario de nuestra familia conmigo todo el tiempo, y se pueden compartir calendarios con otras personas (lo que significa que mi marido y yo estamos informados de todo). Se puede acceder a él desde la web en cualquier lugar, por lo que no está atado al ordenador de casa (o en la nevera). Asegúrate de poner todos sus eventos en tu calendario, y no te olvides de las fechas como fechas de vencimiento de libros de la biblioteca, citas con el médico, o los partidos de la liga de fútbol.
2. Crear rutinas
Las rutinas son una necesidad para cualquier hogar con niños. A ellos les gusta las rutinas, les hace sentir más tranquilos y seguros, y a las mamás y papás nos simplifica la vida.
Esto hace que el día previsible para todo el mundo, crea hábitos para el éxito y elimina muchos de los conflictos.
Las rutinas diarias pueden incluir horarios regulares para las comidas, baños, limpieza y tareas domésticas, deberes y un tiempo de ejercicio.
Las rutinas semanales pueden incluir prácticas regulares de deportes, tareas de limpieza, ir al súper….
Una rutina de la noche, de vital importancia para los niños pequeños, puede hacer más fácil la hora de acostarse cuando los niños saben que después de ordenar los juguetes viene la hora del baño, pijamas, cena, la hora del cuento, y luego a dormir.
3. La autosuficiencia
Enseña a sus hijos a hacer las cosas por sí mismos tan pronto como sea posible. Enseñarles a hacer algo por sí mismos en lugar de hacerlo tú o tu pareja toma tiempo y puede ser un poco frustrante al principio, pero dará sus frutos en los próximos años. Ser autosuficiente es una habilidad de la vida que todo niño necesita aprender. No sólo va a hacer vuestra vida más simple, aprender a hacer cosas por sí mismos dará confianza a tus hijos.
Los niños más pequeños pueden ordenar sus juguetes, ponerse el pijama, ordenar su ropa por color, o barrer sus galletas esparcidas por el suelo con una pequeña escoba.
Los niños mayores pueden hacer su propio desayuno o merienda, vestirse por sí mismos, poner la mesa o lavar los platos, doblar y guardar su ropa, o preparar sus mochilas para la escuela y actividades extraescolares. Es cuestión de darles a tu hijos la confianza de que pueden hacerlo y explicarles lo tú esperas que ellos.
4. Planificar con antelación
Las mañanas pueden ser el momento más caótico del día, pero planificar con antelación pueden hacerlas más relajadas. Me gusta preparar casi todo la noche anterior: las comidas para media mañana, la ropa (la mía también), bañar a los peques, que las mochilas estén preparadas y los deberes hechos. Así por la mañana simplemente hay que desayunar, vestirse, recoger un poco todo antes de salir por la puerta. Es una gran manera de empezar el día.
Por otro lado, trato de mirar nuestro calendario con antelación (normalmente el día anterior) para ver lo que viene. Eso nos permite prepararnos para esas actividades o eventos con tiempo, y no tenemos que ir con prisas porque no estemos preparados. Por ejemplo, si al día siguiente mi hija tiene baloncesto y fútbol, tratamos de que que esté todo preparado (zapatillas, espinilleras, agua, merienda), y también me dejo la comida lista para que así no vayamos con prisa a las actividades.
Cuando tengáis que ir a algún sitio toda la familia, es importante que tengáis medido cuánto tiempo necesitáis para prepararos. Nosotros cuando teníamos sólo una hija tardábamos muy poco en prepararnos, pero después de nacer nuestro bebé, llegábamos tarde a todos sitios. Ahora hemos ampliado nuestra hora de preparación. Si por ejemplo tenemos que estar en un sitio a las 6, calculo el tiempo que se tarda en llegar y también el que necesitamos para prepararnos, bastante ampliado. De esa manera el tiempo de preparación es mucho más relajado y solemos llegar puntuales a los sitios (normalmente). No siempre se dispone de ese tiempo, así que en esos casos procuro haber preparado todo con antelación.
5. Ir preparado
Los niños son casi impredecibles, pero hay muchas cosas que puedes llevar preparadas:
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Lleva siempre comida y agua. Los niños siempre tienen hambre y sed. Así que, vayas donde vayas lleva pequeños aperitivos (minibocadillos, galletas integrales, fruta, palitos de zanahoria, tomates cherry, frutos secos) y agua, mucha agua.
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Lleva toallitas húmedas y kit de emergencia. Las toallitas son super-prácticas, sirven para limpiar casi para todo: dedos pegajosos, derrames, barro, mocos… Si además tienes bebés, como es mi caso, son imprescindibles, y también los pañales. También puede ser útil llevar un kit de emergencia, y no me refiero sólo a tiritas y vendas, sino también algún juguete o libro divertido para los ratos de espera o de coche o cualquier cosa que creas que suele surgir regularmente y puedas preparar de antemano. Yo no soy muy partidaria de llevar muchas cosas, pero algunas veces puedes llevar algo que te ayuda a simplificar ciertas situaciones.
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Lleva ropa de repuesto. Esto es imprescindible si llevas bebés, si tienes algún bebé sabes a lo que me refiero. Pero también puede ser útil con niños. En mi caso, si voy a recoger a mi hija del baloncesto y después tengo un cumpleaños, por ejemplo, o vamos primero al parque y después a la biblioteca, suelo llevar ropa de repuesto y así no tengo que preocuparme si se mancha. Esto da tranquilidad también a los peques. Hay familias que prefieren llevar en el coche un par de mudas por cada niño por si hay algún “accidente” o por si, de forma imprevista, quieren pasar la noche en casa de los abuelos o los titos. Encuentra lo que mejor os funcione según vuestro estilo de vida.
6. Implicar a todos en el orden y la limpieza
Los niños, a partir de cierta edad, pueden participar en ordenar y limpiar la casa. Algunas claves:
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Cubos para los juguetes. Es un hecho inevitable el de que los niños tienen un montón de juguetes y que van a estar por todas partes. Te puedes volver loco si pretendes que estén siempre ordenados. En lugar de eso, deja que los niños jueguen, pero que tengan una serie de contenedores (cubos o cestas) donde puedan meter los juguetes dentro cuando hayan terminado de jugar. Así será muy fácil para ellos ordenar: simplemente coger todos los juguetes del suelo y meterlos en los cubos, antes de pasar a su próxima travesura. Puedes asignarles cubos para ciertos juguetes (uno para Legos, otro para peluches, otro para coches…) y también contenedores de uso general para las cosas que no encajan en ninguna parte. No seas demasiado estricto con ellos. Recuerda que se trata de hacer las cosas más simples.
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Horas para limpiar y ordenar. Enseña a tus hijos a limpiar ellos mismos. Por ejemplo si raman algo o llegan el suelo de migajas de galletas, enséñales a limpiarlo justo después, antes de pasar a otra cosa. Es bueno tener horas regulares durante el día para dedicar al orden y la limpieza, como antes de acostarse, después de comer o antes de salir de casa, donde todos los miembros de la familia participen en la medida de lo posible. Los bebés podrían ser una excepción. 😉
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Cada cosa en su lugar. Enseña a tus hijos que todo tiene un lugar. Si son pequeños les puedes decir que cada cosa tiene su “casa”. Enséñales dónde está esa casa y consigue que tengan el hábito de poner esa cosa en ese lugar. No pretendas tener unos resultados perfectos en ello, pero cuánto más personas lo hagan y más a menudo, más ordenada tendrás la casa.
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Un día familiar para ordenar. Es bueno dejar un día cada pocos meses para pasar habitación por habitación y hacer limpieza de cosas. Se puede plantear como un evento familiar, un tiempo para pasar juntos. Ese día termina con bolsas de basura llenas, cajas hasta arriba de cosas para donar o regalar y un hogar mucho más simple. Es muy satisfactorio. Los niños aprenden a regalar-donar sus juguetes y ropa y a valorar mucho más lo que tienen.
7. Hacer un menú semanal sencillo
Esto es muy útil. Se trata de planificar las comidas y cenas de toda la semana. Puedes dejar que tus hijos hagan sugerencias (si es posible, sanas). Esto no sólo simplifica a la hora de hacer la compra, sino también a la hora de cocinar: no hay decisiones que tomar, solamente sacar los ingredientes y preparar la comida o cena.
Además, yo suelo preparar comidas y cenas fáciles. Así le dedico poco tiempo a la cocina, 15 o 20 minutos por comida, a veces menos. Y para comidas más elaboradas, un domingo al mes cocino mucha cantidad y la congelo. De esta manera voy sacando entre semana y podemos comer bien sin complicarnos demasiado.
8. Simplificar la ropa
La ropa también puede ser una gran fuente de desorden y de complejidad cuando tienes niños. Algunos consejos para simplificar este tema:
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Compra a tus hijos ropa simple, cómoda y fácil de poner, con colores similares para que sea fácil de combinar.
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Repasa su ropa cada pocos meses para deshacerte de prendas que se le han quedado pequeñas (¡crecen tan rápido!), donándola a amigos, parientes o a gente necesitada.
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A partir de cierta edad, lo antes posible, deja que tus hijos elijan la ropa que quieren ponerse. Esto simplifica mucho las cosas.
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No tengas los cajones llenos de ropa o va a ser difícil encontrar algo. En su lugar, ten el mínimo de ropa posible y guarda en otro sitio la ropa de otras temporadas. Esto es importante, y lo aprendí cuando mi hija se ponía ropa de verano en invierno o viceversa. 🙂
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Compra los calcetines por packs, todos de la misma marca y estilo, así serán fáciles de emparejar.
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Enseña a tus hijos a no dejar ropa tirada por todos lados y a ponerla en el cesto de la ropa sucia después de ducharse.
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Simplifica tu colada lo máximo posible. Lava todo lo que puedas en la lavadora y olvídate de planchar (hay técnicas para ello). Implica a todos los miembros de la familia en la colocación de la ropa limpia en los armarios.
9. No programar demasiado. Reducir compromisos.
A veces programamos cosas seguidas una detrás de otra, por lo que terminamos programando cada minuto del día. O al menos a mí me ha pasado. Esto nos lleva al estrés y a las prisas. En su lugar, programar lo mínimo posible cada día, y dejar espacio entre eventos, citas o actividades, para que el día se mueva a un ritmo más pausado. La idea es empezar a prepararse antes de lo necesario, sin prisa, y dejar tiempo de transición de una cosa a otra. Los niños lo necesitan (y los adultos también).
También es bueno de vez en cuando pasar un tiempo tranquilo en casa. Muchas veces queremos que nuestros hijos se diviertan y hagan esta actividad o aquella, y esto hace que al final estemos de un lugar para otro, fuera todo el tiempo. Esto puede llegar a ser agotador. En su lugar, trata de pasar tiempo en casa tan a menudo como puedas. Ver alguna película en familia, hacer vosotros las palomitas. Leeros cuentos el uno al otro, contar historias, cocinar un bizcocho… Hay muchas cosas que se pueden hacer en casa y no cuestan nada, y además son relajantes y divertidas.
Para esto es necesario reducir compromisos, tanto los nuestros como los de nuestros hijos. Si tienes demasiados, tu vida será complicada. Si reduces tus compromisos, tu vida (y la de tus hijos) se simplificará, ese así de simple. Haz una lista de todos los compromisos de tu familia y ver cuáles se alinean con vuestras prioridades, y cuáles son los más importantes. ¿Cuáles os dan alegría y os benefician? ¿Cuáles son los que sólo llenan vuestro tiempo sin dar mucho a cambio? Mantén los compromisos esenciales (los tuyos y de tus hijos) y elimina gran parte del resto que sea posible.
10. Tener ratos familiares
Trata de bloquear un tiempo al día o a la semana para pasarlo en familia, todos juntos. Puede ser un rato por la tarde o bien los fines de semana, o tal vez un sólo día del fin de semana.
Nosotros solemos dedicar casi todo el fin de semana a estar en familia. Además tenemos nuestra tradición de desayunar churros con chocolate todos los domingos por la mañana. A los niños les encanta las tradiciones. También hacemos salidas juntos al campo o pasamos rato juntos en casa o en el parque.
Diariamente, nos gusta comer o cenar juntos. No podemos hacer esto todos los días, pero tratamos de hacerlo siempre que podemos. Es un buen momento para hablar y pasar un buen rato en familia.
Buscad lo que funciona mejor para vosotros. Lo importante es tener constantemente un tiempo de inactividad juntos que no implique carreras de aquí para allá. Permite que todos los miembros de la familia se turnen para la elección de la actividad, y así todos sientan que se sienten parte de “un gran equipo”.
11. Crear un tiempo a solas con tu pareja
Es fácil llegar a estar tan ocupado con tus hijos que te olvidas de tu pareja. No dejes que esto suceda: es una manera segura de distanciarse y perder ese vínculo que os llevó a formar una familia juntos. Buscad momentos a la semana para hacer algo juntos, solos los dos. Hablad con amigos o familiares para que se queden con vuestros peques. Nosotros tenemos nuestro día de la pareja y nos encanta.
12. A veces, dejar las cosas ir
No seas siempre tan estricto, a veces hay que dejar las cosas ir. Los niños son niños, hay que dejarlos vivir. Frecuentemente me tengo que recordar a mi misma que no vale la pena enfadarme para conseguir que todo funcione como me gustaría. En su lugar, hay que dejar que las cosas fluyan, y simplemente relajarse. Los hijos salen bien al final de casi todo, lo importante es que los queramos y los apoyemos.
Foto de Lyle