Así le llamamos en mi casa: viernes de tapas. Pero no nos vamos a ningún lado, nos quedamos en casa. ¿Suena aburrido? Realmente no lo es.
A mi pareja y a mí nos encanta ir de tapas. Donde vivo es algo muy común, sobretodo ahora que empieza el buen tiempo. Las terrazas de los bares están a rebosar de gente, tanto al medio día como por la noche. Es una oportunidad de relacionarse con amigos, familiares o incluso compañeros de trabajo. Para mí, que soy muy social y disfruto con el contacto con la gente, ésta es una de las mejores costumbres que tenemos en Andalucía y en otras partes del mundo.
Muchos viernes, sobretodo desde que fui mamá, no suelo salir de casa por la noche. Además, desde que madrugo, a ciertas horas de la tarde-noche ya no soy persona, estoy cansadísima, y no me apetece salir.
Estos motivos y también el de no consumir en exceso nos llevó a mi pareja y a mí a inventarnos el “viernes de tapas en casa”. Consiste en preparar, los viernes por la noche, las tapas que nos apetezcan. A veces quedamos con amigos o familiares y, mientras nos tomamos estas tapas, charlamos o echamos un Catán (un juego de mesa). Otras veces estamos solamente mi pareja, mis hijos y yo, y hablamos en familia hasta que mis pequeños tienen mucho sueño. Entonces los acostamos y nosotros dos seguimos hablando a solas, sin niños, algo que se agradece, y los que sois papás y mamás sabréis de lo que estoy hablando.
Ventajas de tapear en casa
Éstas son algunas de las ventajas que tiene para mí tapear en casa:
- Puedes tapear lo que te apetezca. A nosotros a veces nos apetece tapeo vegetariano o vegano, y normalmente cuesta encontrar bares que te pongan este tipo de tapas. Nosotros vamos cambiando cada viernes, aunque repetimos lo que más nos gusta, como el guacamole.
- Estás muy cómodo, como si “estuvieras en casa”. Puedes sentarte en tu sofá o en tu silla favorita, o incluso puedes estar en pijama (yo lo he hecho mucha veces).
- Puedes acostar a los niños cuando tienen sueño.
- Si te apetece tomar algo de alcohol, puedes hacerlo, puesto que no tienes que conducir.
- Puedes poner la música que te gusta, y al volumen que quieras. Podrás hablar tranquilamente con el resto de comensales sin tener que forzar la voz.
- No gastas demasiado. Muy sibaritas tienen que ser las tapas que prepares en casa para que te cuesten más que las de los bares.
A mí me gusta esta costumbre que tenemos y me lo paso muy bien.