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Darse cuenta de las emociones para gestionarlas

abril 28, 2016 Por Inma Torres

darse cuenta de las emociones

Vaya mes llevo a nivel emocional. Ahí he estado (y sigo) luchando contra mis miedos y antiguos patrones, gestionando mis emociones y cambiando mis creencias. Suerte que he pedido ayuda a un profesional, que si no yo sola no sé si hubiese podido. Y la práctica de Mindfulness también ayuda, sobretodo a darse cuenta de las emociones que uno siente.

Hasta ahora os he hablado de Mindfulness para aplicarlo en situaciones de nuestra vida cotidiana, como conducir despacio o prestar atención al momento ducha. Pero en algunos momentos de nuestro día a día tenemos que lidiar con emociones intensas. En cuanto nuestros miedos más profundos entran en escena, la cosa se complica.

Darse cuenta

Para empezar a gestionar nuestras emociones debemos prestar atención y permanecer, en la medida de lo posible, en la emoción mientras observamos qué pasa en nuestra mente y en nuestro cuerpo, para comprender con claridad qué está sucediendo y qué camino debemos tomar, si es que podemos elegir o es necesario tomar un camino.

Te invito a reflexionar unos instantes: ¿crees que es posible solucionar algo si desconocemos que existe? Todos aquellos estados que nos producen malestar (miedo, rabia, tristeza, insatisfacción, desesperanza, ansiedad, dolor, angustia, estrés, desilusión…) podrían evitarse si los tuviéramos en cuenta. O al menos ser conscientes de lo que nos ocurre para empezar a ponerle remedio.  Para ello debemos observar las señales que emite nuestro cuerpo y prestar atención a lo que está ocurriendo.

Evitar el autoengaño

Existe un problema en todo esto: para nosotros es más cómodo autoengañarnos, hacer como que todo esté bien e ignorar nuestras emociones. Nos pasamos la vida dando la espalda a nuestro sufrimiento, del tipo y del tamaño que sea. Porque duele y no queremos eso. Piensa unos instantes en todas las vueltas que das y en las maniobras que utilizas para negarlo. Todos lo hacemos, la mayoría de las veces de forma inconsciente. Los seres humanos tenemos un instinto muy fuerte que nos lleva a buscar el placer y evitar el dolor. El problema radica en si los métodos que utilizamos para eso nos funcionan o no.

Hay un episodio de Los Simpson en el que Homer va en coche y de pronto se le enciende el pilotito en el salpicadero que le indica que se está quedando sin gasolina. Homer no quiere detenerse porque va con mucha prisa. Ante el imprevisto, se enfada y apaga a golpes la lucecita, en lugar de parar y repostar.

Esta escena refleja muy bien lo que muchas veces hacemos en nuestra vida: creemos que nuestros males van a desaparecer si los ignoramos. Y muchas veces sucede justo lo contrario: en lugar de desaparecer, se vuelven más grandes. Sin duda que es más sencillo parar a repostar en una gasolinera cuando acaba de encenderse la luz de la reserva que cuando el depósito se ha agotado y tienes que empujar el coche o caminar hasta la estación de servicio más próxima. Ni que decir tiene que si repostamos antes de que se encienda la luz nos ahorramos algunas tensiones más…

Tanto en nuestras relaciones como en nuestra vida en general es frecuente que aparezca el autoengaño. Que no veamos la realidad tal y como es, sino que nos contemos a nosotros y a los demás una versión más o menos edulcorada de la misma.

3 pasos para gestionar nuestras emociones

Estos son los tres pasos que me están funcionando para gestionar mis emociones, antiguos patrones y creencias:

Paso 1. Darse cuenta

Cuando sientes que algo te molesta, párate un momento y observa. Pregúntate: ¿Qué siento aquí y ahora? ¿Cómo está mi cuerpo? ¿Dónde hay tensión y por qué está ahí?

Identifica lo que sientes, reconócelo, ponle nombre. Después, salúdalo. Puedes decir: “Hola, antiguo patrón”; “buenos días, tristeza”; «saludos, mis queridos pensamientos de ‘No valgo para nada’”. Si te apetece, además, puedes sonreírles.

Paso 2. Dar espacio a la emoción

Una vez que nos hemos dado cuenta de la emoción, el siguiente paso es, en lugar de negarla o salir huyendo, quedarnos ahí, para ver qué está pasando. Date permiso de sentir lo que sientes. Acepta lo que estás viviendo, ábrete a la experiencia, legitima lo que sientes.

Paso 3. Reconducir positivamente la emoción

Finalmente, reconduce positivamente la emoción. Relaja tu cuerpo y respira conscientemente.

Revisa tus creencias: identifica las creencias que están detrás de la emoción, cuestiona su validez/utilidad y adopta nuevas creencias potenciadoras.

En definitiva: ser valientes

Si queremos sentirnos con paz interior es importante ser valientes y atrevernos a mirar sin engaños para poder tomar las decisiones que nos lleven en la dirección en la que de verdad queremos que vaya nuestra vida.

Archivado en:Mindfulness, Vida Plena Etiquetado con:atención plena, consciente, darse cuenta, emociones, gestión de emociones, inteligencia emocional, mindfulness, vida plena

Serie "Cómo alcanzar la paz interior": 6.Gestionar las emociones

octubre 29, 2014 Por Inma Torres

Las emociones son las reacciones que tenemos a nuestros pensamientos. Por lo tanto son totalmente subjetivas. La vivencia de la emoción además de ser distinta para cada persona, también cambia dentro de una persona, dependiendo en gran medida de su estado interior, del momento de su vida, de sus deseos, motivaciones, etc.

Las emociones en sí no son malas o buenas, pero debemos analizarlas en la medida en que afectan a nuestra paz interior. Es normal sentir alegría o tristeza, enfado o miedo. El problema surge cuando esta emoción me altera hasta el punto de hacerse perenne en mí o cuando las vivimos de una forma tan visceral que puede afectarnos.

Tipos de emociones

Los psicólogos hablan de seis categorías de emociones y que estas sirven para adaptarnos a una nueva circunstancia:

  • Miedo: sirve para protegernos
  • Sorpresa: para orientarnos en una nueva situación
  • Aversión o asco: rechazo hacia lo que tenemos delante
  • Ira o enfado: nos aproxima a la destrucción
  • Alegría: nos incita a reproducir aquello que nos produjo alegría
  • Tristeza: nos invita a una nueva reintegración personal

Desde el punto de vista de alcanzar la paz interior,  las emociones siempre consiguen alterar esta paz, pero somos humanos y es normal que tengamos y expresemos emociones. Es por esto por lo que debemos perseguir que las emociones tengan el tiempo necesario para adaptarnos a la nueva situación, sin que se perpetúen en nuestra conducta.

¿Qué es la inteligencia emocional?

Este término fue popularizado por Daniel Goleman en su libro Inteligencia Emocional. Podríamos definirla como la capacidad de ser consciente de las emociones, saber qué siento, e interactuar con el mundo de una forma adecuada.  Tener inteligencia emocional me permite que el tener emociones no me bloquee en mi relación con los demás y con el mundo en general.

Alguna característica de las personas que pueden considerarse inteligentes emocionalmente podrían ser: capacidad de motivarse, continuar a pesar de los descalabros, controlar impulsos, regular los estados de ánimo, impedir que la angustia no te deje avanzar, empatía, confianza en los demás, equilibrados, alegres, positivos, sentirse a gusto consigo mismo, ser capaz de expresar lo que se siente o lo que se piensa, poder dar y recibir de igual modo…

Realmente la inteligencia emocional es ser consciente de tus emociones, darte el derecho a vivirlas, a sentirlas, a disfrutarlas sin apegarte a ellas, sabiendo que son sólo eso: emociones y que son temporales. También implica el saber gestionarlas para que no te quedes aislado por ellas y puedas seguir manteniendo tu relación con los demás y con el mundo, que no te afecten porque sabes gestionarlas.

 Entonces, ¿cómo podemos gestionar nuestras emociones de forma inteligente? No puedo pretender ser una experta en este tema, pero puedo compartir algunas cosas que he estado aprendiendo.

 5 pasos para gestionar tus emociones

Se trata de una técnica de liberación de emociones llamada Método Sedona. Estos son los pasos:

Paso 1: Centrarte en la emoción que te gustaría gestionar y, a continuación, permitirte sentir lo que estás sintiendo en este momento. Sólo dale la bienvenida a la sensación y permítete que sea de la manera más completa, o lo mejor que puedas.

Puede que esto te parezca simplista, pero es necesario que lo sea. La mayoría de nosotros vivimos en nuestros pensamientos, imágenes e historias sobre el pasado y el futuro, en lugar de ser conscientes de lo que realmente sentimos en este momento. El único momento en el que realmente podemos hacer algo acerca de la forma en que sentimos es AHORA.

 Paso 2: Pregúntate a ti mismo una de las tres preguntas siguientes:

  • ¿Puedo soltar lo que siento?
  • ¿Podría permitir a este sentimiento estar aquí?
  • ¿Podría dar la bienvenida a este sentimiento?

Estas preguntas sólo nos indican si es posible tomar esta acción.»Sí» o «no» son las dos respuestas aceptables. A menudo se deja ir, incluso si respondes «no». De cualquier manera, responde a las preguntas sin pensar demasiado, evitando buscar una segunda intención o entrar en debate contigo mismo sobre los méritos o las consecuencias de esta acción. Todas las preguntas utilizadas en este proceso son deliberadamente simples. No son importantes en sí mismas, sino que están destinadas a conducirte a la experiencia de soltar. Sigue adelante con el tercer paso sin importar lo que hayas respondido a estas primeras preguntas.

 Paso 3: A continuación, hazte a ti mismo la siguiente pregunta: «¿Quiero soltar lo que siento?».En otras palabras, «¿Estoy dispuesto a hacerlo?».De nuevo, evita el debate. Recuerda que estás realizando este proceso con el único objetivo de obtener claridad y libertad. No importa si tus sentimientos están justificados o los tienes desde hace tiempo.

Si la respuesta es «No» o no estás seguro, pregúntate a ti mismo: «¿Prefiero sentir esto o ser libre?». Mientras elijas agarrarse a tus sentimientos en lugar de ser libre (lo cual es respetable), estos te controlarán tanto a ti como a tu capacidad para ser, hacer o tener lo que desees.

 Paso 4. Hazte a ti mismo la siguiente pregunta: «¿Cuándo?».Esto es simplemente una invitación a soltar lo que sientas. Es posible que consigas con facilidad soltar tus sentimientos de forma permanente ahora o puede que elijas agarrarte a ellos durante los próximos dos años, tres meses y un día. Puedes elegir agarrarte a tus sentimientos durante tanto tiempo como quieras, pero si decides soltarlos, ¡también puedes hacerlo!

Paso 5. Repite los cuatro pasos anteriores hasta que te liberes por completo de tus sentimientos. Probablemente los soltarás poco a poco a medida que vayas aplicando los pasos del proceso. Al principio, puede que los resultados sean sutiles, pero si continúas con perseverancia, serán cada vez más perceptibles. Es posible que tengas varias capas de sentimientos sobre un determinado tema, pero todo lo que sueltes habrá desaparecido para siempre.

Espero que esta técnica para gestionar las emociones te sea útil. ¡Ahora hay que ponerla en práctica!

 Otras entradas de esta serie:

  • Serie “Cómo alcanzar la paz interior”: 1. Reeducar la mente
  • Serie “Cómo alcanzar la paz interior”: 2. Relajarse
  • Serie “Cómo alcanzar la paz interior”: 3. Vivir conscientemente
  • Serie “Cómo alcanzar la paz interior”: 4. Conocerse a uno mismo
  • Serie “Cómo alcanzar la paz interior”: 5. Gestionar el tiempo
  • Serie “Cómo alcanzar la paz interior”: 7. Perdonar

 

Foto cortesía de allyaubry

 

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